Primera semana en Viena
Desde la última vez que recibisteis noticias mías he explorado bastante todo esto y más o menos me consigo mover con soltura (dentro de mi ya asumida torpeza natural, por supuesto) a pie y en transporte público. Mi residencia está bastante alejada del centro de la ciudad, a unos 45 minutos a pie y unos 20 en U-Bahn (el metro vamos). Viena sufre de una clara sobredosis de transportes urbanos, entre metros, tranvías, trenes urbanos y autobuses (por no hablar de los taxis o de los coches de caballos) existe la posibilidad de alcanzar prácticamente cualquier punto de la ciudad en relativamente poco tiempo.
Molkereistraβe 1 es más parecido a un hotel que a una residencia, cada uno hace la vida en su apartamento y no es demasiado fácil relacionarse con el resto. La única posibilidad es encontrarse con la gente en el hall de entrada, y aún en esos momentos, lo más común es cruzar únicamente un par de saludos porque por la pinta no es fácil saber qué idioma hablará el sujeto en cuestión (excepto yo, que por algún motivo mucha gente opina que tengo aspecto de español).
Los barrios exteriores de Viena (por ejemplo el lugar en que vivo), son sitios muy tranquilos, en los que las tiendas cierran a las 6 ó 7 de la tarde, ¡qué temprano!, sí, vale, cierran pronto, pero la verdad es que abren a las 7 y media de la mañana así que imagino que se les puede perdonar (en cualquier caso dudo que yo vaya algún día a comprar nada a un supermercado a horas tan in
decentes). El centro de la ciudad no es tan tranquilo, está lleno de turistas a todas horas ansiosos por echar fotos a todos los edificios grandes y viejos (y hay muchos) y por gastar su dinero en recuerdos absurdos (por cierto, he visto en una tienda una camiseta chulísima que algún día pasaré a comprarme, probablemente cuando lleve puesta mi última camiseta limpia). Hay una actividad tremenda y hay que ir con cuidado para esquivar a los turistas que vienen en dirección contraria (me siento como un salmón que quiera desovar, es una sensación interesante). La verdad es que no me he dedicado a hacer turismo, porque tengo una caótica mente que me lleva a pensar lo siguiente: Voy a estar aquí 10 meses, para qué tengo que salir la primera semana a hacer fotos como un descosido a todo lo que veo. Vale, parece lógico, el problema es que imagino que llegará julio y me daré cuenta de que no tengo ni una foto de la catedral, bueno, es un riesgo que estoy dispuesto a correr (de todas formas ahí tenéis una foto del ayuntamiento, para que veáis que os cuido un montón). Aún así procuro llevar la cámara de fotos encima cuando salgo a la ciudad, porque nunca se sabe lo que podré encontrar digno de fotografiar. Por ejemplo, el otro día paseando por Karlplatz encontré una exposición de osos coleguillas unidos (www.united-buddy-bears.com), que pare
ce una cursilada, pero la verdad es que están chulísimos. Son 137 osos dispuestos en círculo, cada uno ha sido pintado de modo que refleje el modo de vida del país o que lo represente de algún modo, por un artista de cada nación (no, Cataluña no está). La mayoría son preciosos, pero me han llamado tres la atención: el de España, por que no me gusta; el de Cuba, porque exporta su principal producto estupendamente; y el de Corea del Sur, porque posiblemente ese oso haya sido lo único que haya salido de sus fronteras en los últimos 50 años.
Estos primeros días he tenido que hacer bastante papeleo. He tenido que ir a las oficinas del ÖAD a firmar el contrato y a que me dieran un papel para registrarme en las oficinas del Meldeservice Zentrale Auskunft (mi sentido de la orientación no ha mejorado desde que estoy aquí, sí, me perdí). Fui a un encuentro organizado por el ESN, y me dieron un carné de la asociación de estudiantes Erasmus y una tarjeta de teléfono de una compañía austriaca (equivalente a Amena, barata y con
una cobertura no demasiado buena). Ya tengo una cuenta abierta en un banco de aquí, en el mismo banco en el que tengo que pagar el alquiler cada mes (y ya he hecho). También he ido a la oficina para estudiantes de intercambio de mi universidad y ya me han firmado la confirmación de llegada. También he pagado la tarjeta de estudiantes, que tardarán cosa de una semana en entregarme. Además parece ser que en mi residencia las lavadoras funcionan mediante una tarjeta monedero que, para variar, he tenido que comprar. Por lo menos esta tarjeta me servirá para pagar fotocopias y ese tipo de cosas. Dejando aparte el hecho de que aquí se pague por casi todo, la cantidad de papeles que hay que mover es bastante seria (por cierto, hablando de papeles, ¿sabéis que en mi residencia me racionan el papel higiénico? Sí un rollo por semana, tengo que tener mucho cuidado con lo que como).
Por lo demás bien, he conocido a un montón de gente de muchos sitios diferentes, creo que voy a hacer una lista para apuntar las nacionalidades, porque imagino que puede ser una cosa bastante espectacular. La iré actualizando según conozca gente. De momento me estoy moviendo sobre todo con la gente de
Me estoy adaptando bastante bien a la extraña situación de hablar otro idioma. Hablo muy poco español, normalmente me dirijo a la gente en alemán, y casi todo el tiempo hablo en este idioma (conozco muy poco vocabulario, pero lo que sé lo uso con una fluidez sorprendente para llevar aquí una semana), aunque a veces hablemos en inglés, todo depende de con quién esté y qué idiomas hablen.
Bueno, por ahora nada más, no veáis lo complicado que me ha resultado encontrar un rato para escribir esto, así que no os impacientéis, porque en cuanto tenga algo que contar y haga hueco os cuento.
Por cierto, hoy a la hora de comer, hemos estado en un bar en el que habían instalado unos dispositivos que eliminaban completamente el aburrimiento durante la satisfacción de ciertas necesidades fisiológicas (que no por inoportunas pueden dejar de atenderse). Cuando vaya a casa, os enseñare un vídeo que grabé con una demostración de su utilidad. Espero que alguien tome nota e importe este invento a España, que seguro que se hace de oro. Cláramente es el invento más importante después de la electricidad y muy por delante de los ordenadores.

4 Comments:
Exacto, aún, tiempo al tiempo. Verás, mi vocabulario de alemán comprenda palabras tan útiles como: "salchicha", "pagar", "metro", "ir", "cerveza", "ciudad"... sí, espera, también sé decir "gracias" y "por favor". Y no tengo la intención de que se quede ahí, ¡ja!
Respecto a la escasez de papel higienico, creo q no sólo tendrás q tener cuidao con lo q comes sino también con las películas q ves, cochinote, q te tocas por las noches eh...
Por cierto, justo cuando he abierto la foto del water-futbolín y he visto los posos blanquecinos de la redecilla verde me estaba comiendo una empanadilla de zarangollo y han empezado a darme arcadas, hijoputa.
Sí, tienes razón, me toco pensando en tí, que te echo mucho de menos.
Me alegra comprobar que aún desde aquí puedo provocarte arcadas, jamás perderé mi toque mágico. Además a quién se le ocurre comerse una empanada de zarangollo, eso es casi como comerse una empanada de culo de perro.
Que sepas que te leo... pero mañana tengo mi ultimo examen y estoy poco inspirada
Saludos
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