De comida, viajes, mudanzas y demás experiencias (Más vale tarde que nunca)
Ups! Lo siento, he estado muy liado y no he tenido tiempo de escribir incongruencias. Pero ahora no tendré piedad, os voy a machacar con todas las cosas absurdas que he hecho desde el 16 de septiembre.
Hoy estoy dispuesto a contaros cómo se come por aquí, la parte orgánica es similar a lo que se hace en España, con todo ese masticar, tragar, digerir, expulsar y limpiar, pero cambian las sustancias que se procesan. Obviamente podemos comer de McDonalds, eso siempre está ahí, pero claro, también podemos chupar el suelo. Si pasamos de este par de opciones, a cuál más apetitosa, podemos optar al clásico Kebap, sólo un escalón por encima de los anteriores, pero no muy caro, tal vez un par de euros y medio o algo más. Los equivalentes austriacos al Kebap turco, son
unque como aún no he estado, pues no os puedo decir más. También he oído hablar de restaurantes chinos e indios, en los que se come de bufé, del tipo todo lo que pueda comer por 5 euros y pico, que está muy bien, aunque no incluyen bebida, que la cobran bastante cara, y no considero razonable ir a comer a un indio sin tener nada que beber a mano (preferiblemente muy cerca). Imagino que habrá opciones para comer por más dinero, pero son algo totalmente desconocido para mi (y lo serán por muchos años). Por último, la estrella, y la gran triunfadora entre la gente que come fuera de casa. Todo el que haya visto “Rex, un policía diferente” (maravillosa e incomprendida serie) habrá visto que están todo el rato comiendo una especie de bocadillos redondos. Pues sí, no son de atrezzo, de verdad se comen aquí y además bastante. La idea es ir al supermercado de la esquina, al mostrador de la carne y quesos, y pedirle que te hagan un bocata de lo que quieras (también puedes elegir el pan, que hay mil tipos distintos), y sólo te cobran la pieza de pan y lo de dentro, así que puedes comer por unos 80 céntimos, lo que no está nada mal. Normalmente la gente acompaña esto con un zumo y algo de fruta, y se supone que esta gente come poco y luego toman una cena más fuerte.
Bueno, por fin he terminado el curso de alemán en
stante relajado ...”, ¿contentos?). Pues bien, el último día de clase no se le ocurre otra cosa al profesor que organizar una jornada gastronómica, todos teníamos que llevar algo típico de nuestro país. Y así fue, la representante de Georgia trajo una especie de morcilla de verano y ¡un pastel de jamón york y queso (pero sin jamón) como el de mi madre!, lo que demuestra que el pastel a base del cuál me he estado alimentando durante 6 años de carrera es una especialidad eslava. La chica de Bolivia trajo unos pasteles con miel y otra especie de tarta de manzana. Los eslovacos trajeron cerveza eslovaca y una especie de licor checo (!?) que en un momento dado cayó una gota sobre la mesa, el suelo y los tres pisos siguientes hasta llegar al garaje donde se diluyó en una mancha de aceite para alivio de los cimientos del edificio. Los chicos de Omán y del Tíbet trajeron zumo, patatas fritas y chocolatinas (tal vez no es típico de su tierra, pero intenta conseguir de un día para otro leche de yak). Mi colega sueco trajo productos típicos de su tierra comprados, ¿adivináis?, exacto, en IKEA. Una especie de pescado no apto para paladares delicados, aunque sabroso (si consigues dejar de llorar y si ha sobrevivido alguna papila gustativa al demoledor asalto inicial). ¿Y qué llevó el atractivo estudiante de España?, pues dadas mis más que limitadas capacidades culinarias, me tuve que contentar con preparar una tortilla de patatas, que por cierto no sabía nada mal (si obviamos el hecho de que estaba dura co
mo suela de zapato y considerablemente más fría). La gente se la comió y no protestaron, pero claro, jugaba con ventaja, nadie había probado nunca una tortilla de patatas, así que no podían comparar. Imagino que mientras se la comían, imaginaban que los españoles debíamos ser unos tipos duros que caminábamos envueltos en pieles de cabras por montañas azotadas por los elementos alimentándonos exclusivamente de esa especie de pasta que nos daba energía para cazar osos con nuestras propias manos. O a lo mejor sólo pensaban: “Está muy dura esta cosa que ha traído Alex, seguro que su madre lo prepara mejor”.
El martes 19 me fui a conocer las colinas cercanas a Viena, concretamente
Leopoldsberg, que es donde crecen muchas de las vides que producen las uvas con las que los vieneses hacen su famoso Sturm. Es un paisaje bonito, los típicos “parrales” de Totana, pero con una pendiente que haría que un serpa se volviera llorando al Everest. Se llega allí tras media hora de tranvía, que pasa por los barrios más marginales de la ciudad (si por marginales entendemos que hay muy poca gente con tanto dinero como para tener una casa ahí). Las casas son enormes y preciosas, con un jardín enorme a juego con el perro que las guarda (no vi ningún animal, pero si yo tuviera una casa así, me compraría el perro más grande que viera en la tienda, ¡no se puede tener un chihuahua junto a un edificio de ese tamaño!). Desde la colina hay una vista impresionante de toda Viena (o al menos lo hubiera sido si la niebla nos hubiera dejado ver algo).
El sábado 30 fui con unos amigos a visitar Bratislava. Está realmente cerca, a una hora en tren y cuesta 9 euros ida y vuelta, además ese billete da derecho a tomar todos los transportes públicos que se quiera dentro de la ciudad. No nos engañemos, no es una maravilla, p
ero es barata. Se puede comer bastante bien por unos 5 euros, y por absurdo que parezca la cerveza es más barata que el agua. Una botella de
Y la novedad más importante en mi vida, por fin me he mudado, lo hice el domingo 1 de octubre. Llegué a mi residencia temprano a recoger la llave (más bien manojo de llaves, pero sólo soy capaz de utilizar una o dos, las demás son un misterio para mi), y el primer obstáculo era un portero que sólo hablaba alemán, bueno, me entendí bastante bien con él y fui a mi habitación.
Está en la séptima planta (hay diez), y tengo baño y ducha propios, si la comparamos con la habitación de Molkereistraβe es diminuta, aunque realmente es suficiente para mi, no necesito nada más. Está enmoquetada, tengo un par de armaritos y un par de mesas. Tengo conexión a Internet (¡menos mal!) aunque por algún motivo no funciona el Messenger, tendré que seguir haciendo pruebas. Inconvenientes de la habitación: Venía sin ropa de cama, así que tuve que utilizar la que traje desde España, de forma provisional hasta que pude comprar unas fundas para el edredón y para el cojín. El baño no tenía cortinas, así que tuve que ducharme tumbado en la bañera para no llenar todo el cuarto de agua hasta que compré unas cortinas (por cierto que la barra era demasiado larga y tuve que instalarla de aquella manera. Y por último, la cocina. Tengo que reconocer que la primera vez que vi la cocina me dio bastante miedo, estaba MUY sucia y olía de una forma bastante inquietante, afortunadamente la señora de la limpieza ya ha metido mano, con lo cuál ahora incluso huele bien. He tenido que comprar todo lo que me hace falta para la cocina, cubiertos, una sartén, unos cazos, platos y vasos. Parece ser que cada uno tiene estas cosas y las guarda en su habitación y cuando les hacen falta las llevan a la cocina. Mis compañeros de planta son en su mayoría austriacos, con lo que al menos tengo garantizado que practicaré mi alemán, aunque de momento no he tenido tiempo de hablar demasiado con nadie. Así que he pasado los últimos dos días de un lado para otro buscando todo lo que necesitaba, y ¿dónde lo he encontrado?, pues en IKEA obviamente. Lo he comprado prácticamente todo de allí, no era mucho, pero tuve que ir un par de días seguidos. No he podido hacer fotos a mi nueva residencia porque tengo la cámara sin batería y no me he acordado de cargarla, pero en cuanto lo haga, echaré fotos a diestro y siniestro y las colgaré para que veáis mi nueva casa (Obviamente ahora sí he tenido tiempo de hacer fotos).
Por cierto el jueves día 5 vuelo a España a la boda de mi hermana. Así que, hermanita, si me estás leyendo, no esperes que aparezca con un regalo de bodas espectacular, a no ser que consideres mi presencia como un regalo y a mi un tipo espectacular, pero llegaré a tiempo, probablemente. No creo que tenga tiempo en ese viaje relámpago de veros a todos, porque tengo la agenda bastante apretada, pero haré lo que pueda.
Hasta pronto, intentaré no tardar tanto la próxima vez (ja ja ja, ya sabéis lo que tardé, ¿no?).

4 Comments:
Khabrrrrrron (con acento alemán), anda que ya te vale, cuando dijimos que no sabíamos de tí no nos referíamos a que escribieses el quijote, me he tirado 1 hora leyendo tu vida, ¿Crees que me importa? sé lo que vas a decir, - no haberla leído!, pero es que tenía que hacerlo para ver si te había pasado algo malo y llevarme un alegría. Sabes que estoy de broma. Ahora en serio, de verdad hiciste tortilla de patatas? y de verdad se la comieron?? no me lo creo, ninguna de las dos cosas, cómo es posible? es broma otra vez, ahora en serio, las fotos que más me gustan son aquellas en las que no apareces tú. es broma otra vez , ahora en serio de verdad , ¿Seguro que no te ha pasado nada malo? ¿Seguro? JO (con acento alemán)
A ver, ¿cómo es posible? Me tiro más de un mes sin entrar al blog, sin publicar nada, y nada más escribir algo, vas tú y lo comentas. ¿Me tienes de página de inicio? Lo comprendería, mi blog es bastante más útil que www.google.com y casi tanto como www.yonkis.com
Por cierto al final ¿quedó en algo esa excursión en navidad? es que me veo yendo con mi bocadillo de tortilla y mi cantimplora al Puntal.
En cuanto a lo de la excursión por mí SI. Vete preparando el bocata de chope con olivas que te voy a enseñar el Puntal chavalote.
No tengo tu sucio blog en mi página de inicio sólo faltaría eso!!!.Es broma, ahora que lo dices lo voy a poner porque siempre me meto.
Si fuiste el único q fue a verle es porq el muy mandril no se digno ni a avisar de q venía, y por tanto se merece una muerte lenta y dolorosa, q comenzará en cuanto prepare mis herramientas
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