sábado, febrero 24, 2007

La nieve está blandita

El relativamente indoloro proceso de integración con los austriacos progresa adecuadamente (como las notas del cole cuando éramos chicos). El fin de semana del 9, 10 y 11 de febrero me fui con un grupo de gente de mi cocina a un pueblecito cerca de Salzburg a esquiar. Eran todos austriacos, excepto un muchacho croata, pero vamos fue un curso intensivo de alemán en toda regla. Yo viajé desde Viena con el croata en coche. Me llama el día de antes y me dice que llegará a Pfeilheim (mi residencia) a las siete y media, ¡a las siete y media! Esa es hora de salir a la calle por favor. Bueno, a pesar de todo, hacemos un viaje de cuatro horas (os aseguro que cuatro horas hablando alemán sin parar es bastante estresante), en el que, obviamente nos perdimos y terminamos visitando ¡Alemania! (una frontera preciosa, si se me permite opinar).

El viernes por la tarde lo pasamos comprando comida en el Spar, visitando un poco el pueblecito (visitarlo algo más de un “poco” no era espacialmente posible) y fuimos a las termas. Claramente eso fue lo mejor de todo el fin de semana, piscinitas de agua caliente, sauna de vapor, bueno, una maravilla. Pero, ¡oh, tragedia!, llegó el día siguiente y tocaba esquiar. En ese momento comprendí porqué los españoles no nacen con unos esquís en los pies (a pesar de los obvios inconvenientes para la madre) a diferencia de los austriacos (cuya principal exportación son campeones de esquí). Me tiré todo el día intentando aprender a frenar (éxito moderado) y cambiar de dirección (ejem...) en las pistas donde aprendían los niños de cuatro años. Resultaba realmente patético ver cómo los niñitos que aprendían a esquiar en media hora esquivaban a Alex con toda facilidad, mientras que cuando yo quería esquivar un obstáculo, me limitaba a taparme los ojos con la esperanza de que como lo veía no me lo comería (no funciona siempre). Al final de la jornada, un austriaco me consiguió convencer para subir a una de las pistas más fáciles (aún no sé cómo lo consiguió), ahí estamos, los dos sentados en el telesilla y me dice que cuando nos bajemos gire a la izquierda porque hay una pared. Le recuerdo amablemente entre gritos desesperados que no sé girar, pero demasiado tarde, llegamos al final de la ascensión y comienzo a deslizarme por la nieve dirección al muro. No hay problema, pensé, sólo tenía que frenar, visto que mis habilidades “frenatorias” no estaban demasiado desarrolladas, utilizo la segunda técnica que conocía (tirarme al suelo), funcionó a las mil maravillas. Tras volver a ponerme los esquís, vuelvo a empezar a bajar, pero en esta ocasión lo que había frente a mi era un barranco con árboles, así que volví a utilizar la técnica que tan buenos resultados me había proporcionado. Llegué a la conclusión de que a pesar de que la nieve estaba blandita, era poco probable que llegara al final de la pista con vida, así que esquié utilizando un método nuevo hasta abajo del todo (me quité los esquís y fui a patita, o arrastrando el culo, dependiendo de la pendiente de la montaña).

Ya había dado muchos momentos de gloria al deporte blanco, así que decidí que no era esencial que volviera a ponerme unos esquís en mi vida (sé que mis fans lo lamentarán, pero así es la vida), por tanto quiero aprovechar para anunciar en esta bitácora mi retirada definitiva de los circuitos profesionales, es hora de dejar paso a las nuevas promesas.

El día siguiente lo dediqué a visitar el pueblo (realmente sólo dediqué una hora, no daba para más) y contemplar cómo los niñitos aprendían en media hora a frenar y girar, tras lo cual sus austriacos padres los arrojaban sin piedad por las pistas (con sorprendentes buenos resultados).

Así fue mi viaje de convivencia, en general, aunque la experiencia con el esquí no fue satisfactoria, hago un balance positivo de la excursioncita. Y ahora sigo en Viena trabajando en el proyecto de fin de carrera a ver si me diera tiempo a terminarlo, pero por lo que he oído no va a ser fácil, la gente me dice que normalmente hacen falta 6 meses de dedicación exclusiva, así que imagino que tendré que hablar con mi tutora (si consigo que se acuerde de que existo) para hacer algo más corto (son 30 créditos ETCS, una animalada).

Se acerca la próxima visita, el día 4 de marzo vienen Jose, Fátima y Myriam. Les daré un par de vueltas por aquí, y les enseñaré las maravillas típicas de la ciudad, los puestos de salchichas, los yonkis de Karlplatz y los puestecillos de periódicos que ponen en cada esquina de la ciudad.

Nada, hasta la semana que viene (algunos) o hasta que vuelva a escribir algo (la mayoría). Perdón por las fotos, pero no me llevé la cámara, estas las hizo un muchacho con el móvil, y cuando había poca luz salían muy borrosas.

Hasta luego.

Alex.

jueves, febrero 01, 2007

¡Toma elipsis narrativa!

Siento el abandono temporal, pero no me he olvidado de vosotros (sólo del blog). Os voy a resumir en un par de párrafos lo que ha sido mi patética vida en los últimos dos meses (obviamente eliminaré las partes aburridas y meteré alguna escena versión ligerísimamente modificada de la realidad, como cuando maté al león de Nemea).

Tras volver de España, de pasar las Navidades en casa, me metí de lleno en la temible época de exámenes (ya sé que dos exámenes no es para tener mucho miedo, pero los apuntes de los dos estaban en alemán, que eso tira mucho para atrás). Tenía que acabar una práctica, un algoritmo genético híbrido para resolver el problema del Capacited Vehicle Routing, y el mismo día que se entregaba tenía que hacer el examen oral de la asignatura. Acabé las prácticas in extremis y fui a la entrevista. Debido a un imperdonable fallo en el sistema educativo, aprobé. Al día siguiente tenía la presentación de otras prácticas (un reconocedor del valor de monedas de euro más simple que el mecanismo de un botijo), enfrentados a una numerosísima clase de no menos de 8 personas, nos encontrábamos solos ante el peligro el chaval español con el que había hecho las prácticas y yo. Pasó lo que tenía que pasar, los dos, con nuestro purísimo inglés de Villacascajo del Tententieso, defendimos como pudimos lo que habíamos hecho ante los comentarios del profesor que iban en la línea: “Pero mira que hubiera sido fácil hacerlo mucho mejor”, a lo que en un alarde de elocuencia respondimos: “¡Timmy!”. Una semana después fue el examen de esa asignatura, escrito, en inglés, con los apuntes delante, ¿el examen más fácil de los que he hecho aquí?, ¡¡¡no!!! Duraba sólo una hora, y había varios ejercicios de esos de tirarse varios años bisiestos haciendo cuentas, y yo con mi sagacidad habitual no me había llevado calculadora, así que me puse a hacer cuentas con el móvil, sentado justo delante del profesor, que imagino que estaría pensando: “¿Qué hace el tío este? ¡Ah, si es español! Entonces es normal, será algo típico de su cultura”. Y hasta aquí mi estresante época de exámenes, que acabó el miércoles 24 a las 13.15 horas.

Había quedado con mi tutora del proyecto el día 29 para que empezara a darme bibliografía para leer y buscarme un sitio para trabajar en el edificio del instituto. Pero aún tenía unos pocos días antes para sentarme delante de la ventana a ver cómo nevaba. Sí efectivamente nevó un montón (llegó a haber 3 ó 4 centímetros de nieve en la calle), aunque cuando le comenté a mi Tandem que había nevado mucho por poco me arranca la cabeza de una patada voladora marca Acme. Claro, como en su región están acostumbrados a tener varios metros de nieve, pues 5 centímetros le parecía ridículo. En cualquier caso, a mi sí me parecía una cosa espectacular, aunque en la zona en la que yo vivo, como está cerca del centro, pues no había mucha, pero en el parque por el que salgo a correr, sí estaba totalmente cubierto, de hecho corrí sobre la nieve, con copos cayendo a mi alrededor. Lo más absurdo, es que había más gente corriendo, no éramos los únicos locos, así que queda claro que esto no es como en Murcia, que cuando caen cuatro gotas, la actividad humana queda suspendida. De todas formas ahora ya hace buen tiempo otra vez, se acabó la nieve de momento.

El día de la cita con mi tutora, fui a verla, y al llegar a su oficina me pregunta que qué quiero. Era como Memento, no se acordaba de nada, ni siquiera se acordaba qué proyecto tenía que hacer yo. Total que le recuerdo de qué iba, y se pone a buscar algún libro en sus estanterías hasta que me dice que no los tiene allí, que busque en Internet o en la biblioteca. Que busque qué, le pregunto. Me da un trozo de papel en el que ha escrito las palabras claves del proyecto: “collaboration patterns, cooperation patterns, interaction patterns, & workflow patterns”. Hala, con el papelito y Google, te buscas la vida, y la semana que viene, me vienes y me enseñas lo que tengas. Así que ahora estoy con esto, a buscarme la vida como pueda.

En fin, ya os contaré más cosas. Hasta luego.

miércoles, diciembre 06, 2006

Primera visita del curso

Como afirma el elocuente título de este artículo, ya he tenido la primera visita del curso. Héctor llegó el martes pasado por la tarde y se ha ido esta mañana. El balance de la visita, bastante positivo, creo que los dos nos lo hemos pasado bastante bien. Al final no tuvo que dormir en el suelo, le pedí a la señora de la limpieza un colchón que amablemente me prestó. De aquí se deduce que ha dormido bien, ¡error! Ya me encargué yo de hacer sus noches más amenas, que si una noche me tiré toda la noche hablando, que si otra roncando, que si otra levantando el edredón a base de gas, y en general combinaciones de todos esos elementos, así que no se aburría por la noche.


Además aprovechamos para ir el fin de semana a ver Praga, no sé, no me pareció demasiado impresionante, pero claro tampoco tenía el cuerpo para pelearme con los miles de millones de turistas que paseaban por allí, imagino que otro día, más adelante, me pondré mis chancletas, mis calcetines, mi bronceado bogavante y haré otra escapadita para echar fotos y ese tipo de cosas (o no). Pero bueno, la verdad es que nos lo pasamos estupendamente, dormimos en casa de su colega Peque, que lleva trabajando 9 meses en la ciudad, la conoce bastante bien y por motivos que no logro comprender ¡habla checo! (al volver a Viena, y escuchar de nuevo el alemán, me pareció el idioma más fácil del mundo, ¡que horror de checo!, sólo he aprendido a decir "Ahoi" y "Becherovka"). Así que pasamos de turismo de masas y fuimos a los sitios que conocía Peque, por ejemplo comíamos en un restaurante (por más o menos 4 euros), cerca de su casa, una comida deliciosa frecuentado únicamente por checos. En general muy bien.

Pero no todo ha sido diversión, he terminado mi primera práctica de Heuristische Optimierungsverfahren, era implementar con varios algoritmos de búsqueda local algo parecido al problema del viajante. Y ayer por la tarde hice la entrevista, sin problemas. No estoy acostumbrado a que los profesores me traten tan bien en las entrevistas, fueron diez minutos, que me pidió que le diera los resultados que había obtenido, me preguntó que algoritmos había implementado y poco más, ni siquiera se quedó la práctica, directamente me presenté en su despacho con el portátil y en un momento todo zanjado (y afortunadamente me hizo la entrevista en inglés, menos mal).

Por cierto ya ha salido la nota de una de las asignaturas de las que me examiné, la equivalente a la segunda parte de IA (Ingeniería del Conocimiento), exacto, esa asignatura que era entera en alemán (examen incluido) y tengo que decir que he aprobado, un aprobado no más, pero bueno, bastante contento estoy de haber aprobado mi primera asignatura en alemán.

Nada, el domingo 17 de diciembre me tenéis ahí de nuevo, tendré que ir algunos días a Murcia que tengo que solucionar papeles así que nos veremos y quedaremos algún día para comer, cenar hacer una pequeña excursión o lo que sea. Y a los de Totana, pues obviamente, voy a estar a tiempo completo allí, así que imagino que nos veremos todos los días. Me voy a quedar hasta el día después de Reyes, así que tenemos tiempo.

Hasta luego.

sábado, noviembre 18, 2006

Me puedo relajar un poquito

Por fin acabé los exámenes. He estado encerrado en mi habitación algo más de una semana, pero al fin he terminado, ya puedo relajarme (de momento). El jueves tuve un examen de una asignatura que se llama Design of Embedded Systems, en la que, obviamente, nos enseñan a diseñar sistemas embebidos. Es un curso muy interesante, fue impartido en su totalidad en inglés (el profesor era serbio) y el examen no fue difícil. En cuanto al otro curso, Einführung in wissensbasierte Systeme, pues, ¿obviamente?, es un curso sobre ingeniería del conocimiento. Este es en alemán puro y duro, así que no veáis para estudiar, me tiré una semana traduciendo lo que podía de 11 euros de fotocopias de apuntes, encontré un libro en inglés y también usé mis apuntes de IA de España. Bueno, una vez estudiado, llego al exámen media hora antes. Todo el mundo de los nervios, repasando, y yo me planteo repasar, pero luego pienso, ¿¡repasar de unos apuntes en alemán!?, no gracias. Pues nada, me siento, y saco mi diccionario, y yo no sé que pinta debía tener allí sentado con cara de panoli, que se llenaron todas las filas de gente para hacer el examen, excepto en la que yo estaba sentado (y era un fila muy larga), no sé, imagino que pensarían que a lo mejor se les pegaba algo si se sentaban junto a un guiri. Total, que empieza el examen, y me encuentro, como era de esperar, con unas preguntas en un incomprensible alemán. A base de diccionario, logro deducir lo que me está preguntando (en la mayoría) y lo contestó en inglés. Obviamente me faltó tiempo, pero bueno, contesté cosas. En general aquí los profesores no van a pillar, las preguntas de los exámenes son muy directas, preguntan conceptos básicos y no se complican la vida, así que si no apruebo ahora, pues me lo estudiaré con más tiempo, y no creo que haya problema en aprobar.

Tal vez os preguntéis por qué estoy haciendo exámenes a estas alturas, pues bien, resulta que hay cursos que se imparten en bloque, es decir, en vez de dos horas a la semana, se imparten de forma intensiva en un mes, dando 8 horas de clase a la semana (o algo así), así que en un plis plas ha terminado. Tenía dos de esas asignaturas (en este semestre), las otras tres son normales, así que imagino que los exámenes serán por enero. De esas asignaturas ahora tengo que hacer prácticas, un reconocedor del valor de monedas de curso legal, y resolver un problema usando un montón de tipos de búsquedas locales. No creo que sean muy difíciles, pero ya os contaré.

Bueno, ya vale de cursos. Parece mentira, pero estoy saliendo a correr por aquí, jua jua jua. Un par de veces a la semana, me cojo un metro que me lleva al palacio de Schönbrunn, que es una especie de Versalles, con unos jardines masivos. Y nada, me tiro una hora corriendo por ahí, subiendo y bajando colinas, como un machote, luego otra media horita en metro a casa y a la ducha (de agua caliente, sí... soy debil).

No hace mucho frio por aquí, ahora mismo tenemos 7 grados y neblina. Pero es decepcionante, uno esperaría que hiciera mucho frio, que hubiera nieve y que estuviera todo precioso. Pues no, parece ser que aquí nieva poco, y cuando nieva, es un caos circulatorio (y la nieve enseguida se pone marrón) y el frio, dicen que es muy raro la temperatura que tenemos, que lo más normal es que de un momento a otro, los termómetros caigan a 5 bajo cero o así. Pero bueno, lo importante son las fechas, nos acercamos a Navidad y aquí están empezando a montar los mercadillos de Navidad (que parece ser que son muy típicos y bonitos), en el parque que hay delante del ayuntamiento, han puesto luces a los árboles, queda bastante espectacular. Si tengo ganas desempolvaré la cámara de fotos (que hace siglos que no la uso) y echaré alguna foto cuando se ponga el sol (tengo mucho tiempo, porque a eso de las cuatro y cuarto se esconde, y a las cuatro y media o cinco, ya es noche cerrada).

Hasta luego.

viernes, noviembre 03, 2006

Me intentaré recuperar

Era de esperar. Probablemente todo el mundo tenía claro que me iba a terminar olvidando del blog, y casi ha sido así... pero no, con una inesperada maniobra Alex va a intentar recuperar el tiempo perdido.

Realmente no me había olvidado, pero he estado más de un mes en shock después de haber empezado mis clases en alemán. ¡Es horrible! Todo lo que contaba Héctor era verdad, es como entrar a una clase de álgebra de primero (bueno, a lo mejor me he pasado un poco). Tengo un par de clases en alemán, las dos de inteligencia artificial (no la apruebo en España y quiero hacerlo aquí en alemán, ¡qué infeliz!), una sobre ingeniería del conocimiento y otra sobre técnicas heurísticas de búsqueda local (shit you little parrot!). A pesar de lo que pueda parecer, no todo está perdido. Sí, vale que sólo me entero de que hemos acabado la clase porque la señora de la limpieza me pasa una bayeta por la cara y me grita algo en un idioma extraño, pero aún así soy más o menos capaz de seguir la explicación del tipo. ¿Y cómo logra este prodigio nuestro sorprendente amigo? Pues muy sencillo, todo se lo debo a las enseñanzas del Cadenas (sí, esos dos años de tomar apuntes valieron para algo), resulta que a pesar de lo que pueda parecer, sé un montón de cosas de IA (no he aprobado pero me lo he estudiado bastante y he entrado dos años seguidos a tooodas sus clases), y eso me ayuda a saber de lo que está hablando Uwe (mi profe), porque los ejemplos son los mismos y usamos el mismo libro, así que mira por donde me siento todo el rato poderoso porque sé cosas que los demás de la clase aún no saben (aunque luego en exámen me las va a escribir en alemán Rita la Cantaora).

Por cierto, Héctor no me había preparado lo suficiente para el impacto cultural que supone escuchar a cien tios golpear las mesas a la vez al terminar la clase, es escalofriante. Pero bueno, ahora también lo hago yo (allá donde fueres...) ya me he acostumbrado. Además para preguntar algo en clase usan el mismo sistema, paliza indiscriminada a la pobre mesa, y el profesor automáticamente localiza la duda, creo que los profesores reciben un entrenamiento como murciélagos para poder guiarse por el sonido, porque en otro caso no entiendo cómo son capaces de enfocar al alumno que ha golpeado la mesa con un margen de error de varios milímetros.

Pues eso, las asignaturas más o menos van bien, y curiosamente la que más problemas me está dando es una en inglés de redes móviles, es horrible. Llevamos desde principios de octubre estudiando el GSM y el GPRS, ¡no soy un teleco! Si encuentro algo mejor pasaré de ella, porque me temo que de todos modos el exámen no lo voy a aprobar, porque el profesor se pasa las dos horas de la clase (y aquí nadie hace descansos si la clase dura menos de tres horas) diciendo siglas, formatos y tamaños de paquetes sin parar. Y el otro día le pregunto si hay alguna bibliografía y me dice que me coja la especificación de GSM (es como si me hubiera dicho, "sí, la guía telefónica de Viena").

Con respecto a la vida fuera de la universidad, va bien, ya estoy más o menos integrado con la gente de mi residencia (mayoría austríaca) y paso todo el tiempo que puedo en la cocina (sobretodo por la noche) y hablamos todo el rato en alemán (plural de cortesía: ellos hablan y yo intento pillar algo). No salgo demasiado por aquí y cuando salgo, pues volvemos a casa a eso de las 12 para coger el último metro, no he vuelto a ir al cine (lo último que vi fue El Perfume) porque cuesta de 6 a 8 euros, sin embargo he ido al ... ¡BALLET! Sí, a ver el Lago de los Cisnes de Chaicosqui (no sé escribirlo bien, así que no me molesto), resulta que cuesta 1.5 euros la entrada, considerablemente más barato que el cine, se supone que es para verlo de pie y en el gallinero, pero como no se llena, pues una vez que ha empezado te puedes sentar. La experiencia bastante positiva, así que si alguien viene a verme intentaremos ir a ver alguna opera o alguna cosa así (queráis o no).

No sé, más o menos esto es un resumen de mi vida por aquí, bueno, se me olvidaba algo: ¡hoy he tenido mi primera experiencia con la nieve!. Al salir de clase me he encontrado con que estaba nevando, he caminado bajo la nevada, ¡sí, como en las películas! Y mola un montón, aunque claro, el frío que hace aquí no es normal, voy con 3 ó 4 capas y no tengo calor precisamente, pero bueno, dicen que el mes de diciembre el invierno da una tregua, pero sólo para coger carrerilla y dejarse todo lo que tiene durante enero y febrero, que parece ser que son bastante frescos los pobrecillos (el año pasado llegaron algún día a los -25, pero lo normal eran unos tristes -14 o así, kein Problem!).

Pues nada, os dejo de momento, y voy a intentar no volver a abandonaros, ¡hombre, con lo que os quiero yo! Además había escrito otro artículo antes de irme a España para la boda de mi hermana, a lo mejor no viene a cuento, pero suponed que lo estáis leyendo a principios de octubre y ya está.

Hasta pronto.

martes, octubre 03, 2006

De comida, viajes, mudanzas y demás experiencias (Más vale tarde que nunca)

Ups! Lo siento, he estado muy liado y no he tenido tiempo de escribir incongruencias. Pero ahora no tendré piedad, os voy a machacar con todas las cosas absurdas que he hecho desde el 16 de septiembre.

Hoy estoy dispuesto a contaros cómo se come por aquí, la parte orgánica es similar a lo que se hace en España, con todo ese masticar, tragar, digerir, expulsar y limpiar, pero cambian las sustancias que se procesan. Obviamente podemos comer de McDonalds, eso siempre está ahí, pero claro, también podemos chupar el suelo. Si pasamos de este par de opciones, a cuál más apetitosa, podemos optar al clásico Kebap, sólo un escalón por encima de los anteriores, pero no muy caro, tal vez un par de euros y medio o algo más. Los equivalentes austriacos al Kebap turco, son la Burenwurst, la Currywurst o la Käsekrainer entre otros, que son unas deliciosas salchichas rellenas de queso, con curry o como quieras, suelen ser bastante económicas (alrededor de dos euros y medio) y te las puedes comer en un panecillo tipo perrito caliente o en una bandejita. A continuación nos encontramos con los bares o restaurantes baratos, en los que puedes comer el menú del día por unos 6-8 euros, no están mal, pero no sabrás lo que has pedido hasta que el camarero te lo ponga delante, en muchos casos puede ser demasiado tarde. Una alternativa a esto son los comedores universitarios, en los que puedes comer por alrededor de 4 euros y pico, aunque como aún no he estado, pues no os puedo decir más. También he oído hablar de restaurantes chinos e indios, en los que se come de bufé, del tipo todo lo que pueda comer por 5 euros y pico, que está muy bien, aunque no incluyen bebida, que la cobran bastante cara, y no considero razonable ir a comer a un indio sin tener nada que beber a mano (preferiblemente muy cerca). Imagino que habrá opciones para comer por más dinero, pero son algo totalmente desconocido para mi (y lo serán por muchos años). Por último, la estrella, y la gran triunfadora entre la gente que come fuera de casa. Todo el que haya visto “Rex, un policía diferente” (maravillosa e incomprendida serie) habrá visto que están todo el rato comiendo una especie de bocadillos redondos. Pues sí, no son de atrezzo, de verdad se comen aquí y además bastante. La idea es ir al supermercado de la esquina, al mostrador de la carne y quesos, y pedirle que te hagan un bocata de lo que quieras (también puedes elegir el pan, que hay mil tipos distintos), y sólo te cobran la pieza de pan y lo de dentro, así que puedes comer por unos 80 céntimos, lo que no está nada mal. Normalmente la gente acompaña esto con un zumo y algo de fruta, y se supone que esta gente come poco y luego toman una cena más fuerte.

Bueno, por fin he terminado el curso de alemán en la Deutschakademie, ha sido un mes realmente intenso con tres horas diarias de clase (vale tal vez tres horas diarias no sea algo muy intensivo, y sólo era de lunes a jueves, así que lo voy a dejar en “... ha sido un mes bastante relajado ...”, ¿contentos?). Pues bien, el último día de clase no se le ocurre otra cosa al profesor que organizar una jornada gastronómica, todos teníamos que llevar algo típico de nuestro país. Y así fue, la representante de Georgia trajo una especie de morcilla de verano y ¡un pastel de jamón york y queso (pero sin jamón) como el de mi madre!, lo que demuestra que el pastel a base del cuál me he estado alimentando durante 6 años de carrera es una especialidad eslava. La chica de Bolivia trajo unos pasteles con miel y otra especie de tarta de manzana. Los eslovacos trajeron cerveza eslovaca y una especie de licor checo (!?) que en un momento dado cayó una gota sobre la mesa, el suelo y los tres pisos siguientes hasta llegar al garaje donde se diluyó en una mancha de aceite para alivio de los cimientos del edificio. Los chicos de Omán y del Tíbet trajeron zumo, patatas fritas y chocolatinas (tal vez no es típico de su tierra, pero intenta conseguir de un día para otro leche de yak). Mi colega sueco trajo productos típicos de su tierra comprados, ¿adivináis?, exacto, en IKEA. Una especie de pescado no apto para paladares delicados, aunque sabroso (si consigues dejar de llorar y si ha sobrevivido alguna papila gustativa al demoledor asalto inicial). ¿Y qué llevó el atractivo estudiante de España?, pues dadas mis más que limitadas capacidades culinarias, me tuve que contentar con preparar una tortilla de patatas, que por cierto no sabía nada mal (si obviamos el hecho de que estaba dura como suela de zapato y considerablemente más fría). La gente se la comió y no protestaron, pero claro, jugaba con ventaja, nadie había probado nunca una tortilla de patatas, así que no podían comparar. Imagino que mientras se la comían, imaginaban que los españoles debíamos ser unos tipos duros que caminábamos envueltos en pieles de cabras por montañas azotadas por los elementos alimentándonos exclusivamente de esa especie de pasta que nos daba energía para cazar osos con nuestras propias manos. O a lo mejor sólo pensaban: “Está muy dura esta cosa que ha traído Alex, seguro que su madre lo prepara mejor”.

El martes 19 me fui a conocer las colinas cercanas a Viena, concretamente Leopoldsberg, que es donde crecen muchas de las vides que producen las uvas con las que los vieneses hacen su famoso Sturm. Es un paisaje bonito, los típicos “parrales” de Totana, pero con una pendiente que haría que un serpa se volviera llorando al Everest. Se llega allí tras media hora de tranvía, que pasa por los barrios más marginales de la ciudad (si por marginales entendemos que hay muy poca gente con tanto dinero como para tener una casa ahí). Las casas son enormes y preciosas, con un jardín enorme a juego con el perro que las guarda (no vi ningún animal, pero si yo tuviera una casa así, me compraría el perro más grande que viera en la tienda, ¡no se puede tener un chihuahua junto a un edificio de ese tamaño!). Desde la colina hay una vista impresionante de toda Viena (o al menos lo hubiera sido si la niebla nos hubiera dejado ver algo).

El sábado 30 fui con unos amigos a visitar Bratislava. Está realmente cerca, a una hora en tren y cuesta 9 euros ida y vuelta, además ese billete da derecho a tomar todos los transportes públicos que se quiera dentro de la ciudad. No nos engañemos, no es una maravilla, pero es barata. Se puede comer bastante bien por unos 5 euros, y por absurdo que parezca la cerveza es más barata que el agua. Una botella de 0.33 litros de agua cuesta un euro, mientras que una jarra de 0.5 litros de cerveza cuesta 60 céntimos. Eso era en un restaurante no del centro pero bastante próximo, con muchos turistas, así que no me quiero ni imaginar cómo serán los precios en las zonas en las que realmente vivan los eslovacos.

Y la novedad más importante en mi vida, por fin me he mudado, lo hice el domingo 1 de octubre. Llegué a mi residencia temprano a recoger la llave (más bien manojo de llaves, pero sólo soy capaz de utilizar una o dos, las demás son un misterio para mi), y el primer obstáculo era un portero que sólo hablaba alemán, bueno, me entendí bastante bien con él y fui a mi habitación. Está en la séptima planta (hay diez), y tengo baño y ducha propios, si la comparamos con la habitación de Molkereistraβe es diminuta, aunque realmente es suficiente para mi, no necesito nada más. Está enmoquetada, tengo un par de armaritos y un par de mesas. Tengo conexión a Internet (¡menos mal!) aunque por algún motivo no funciona el Messenger, tendré que seguir haciendo pruebas. Inconvenientes de la habitación: Venía sin ropa de cama, así que tuve que utilizar la que traje desde España, de forma provisional hasta que pude comprar unas fundas para el edredón y para el cojín. El baño no tenía cortinas, así que tuve que ducharme tumbado en la bañera para no llenar todo el cuarto de agua hasta que compré unas cortinas (por cierto que la barra era demasiado larga y tuve que instalarla de aquella manera. Y por último, la cocina. Tengo que reconocer que la primera vez que vi la cocina me dio bastante miedo, estaba MUY sucia y olía de una forma bastante inquietante, afortunadamente la señora de la limpieza ya ha metido mano, con lo cuál ahora incluso huele bien. He tenido que comprar todo lo que me hace falta para la cocina, cubiertos, una sartén, unos cazos, platos y vasos. Parece ser que cada uno tiene estas cosas y las guarda en su habitación y cuando les hacen falta las llevan a la cocina. Mis compañeros de planta son en su mayoría austriacos, con lo que al menos tengo garantizado que practicaré mi alemán, aunque de momento no he tenido tiempo de hablar demasiado con nadie. Así que he pasado los últimos dos días de un lado para otro buscando todo lo que necesitaba, y ¿dónde lo he encontrado?, pues en IKEA obviamente. Lo he comprado prácticamente todo de allí, no era mucho, pero tuve que ir un par de días seguidos. No he podido hacer fotos a mi nueva residencia porque tengo la cámara sin batería y no me he acordado de cargarla, pero en cuanto lo haga, echaré fotos a diestro y siniestro y las colgaré para que veáis mi nueva casa (Obviamente ahora sí he tenido tiempo de hacer fotos).

Por cierto el jueves día 5 vuelo a España a la boda de mi hermana. Así que, hermanita, si me estás leyendo, no esperes que aparezca con un regalo de bodas espectacular, a no ser que consideres mi presencia como un regalo y a mi un tipo espectacular, pero llegaré a tiempo, probablemente. No creo que tenga tiempo en ese viaje relámpago de veros a todos, porque tengo la agenda bastante apretada, pero haré lo que pueda.

Acabo de regresar del futuro en mi 600 con condensador de fluzo que echa fuego por las ruedas (pero por algún motivo el caucho no se derrite) y os traigo una foto de un tipo guapetón que había por la boda (es impresionante, ni con traje salgo bien, creo que debería plantearme olvidar mis aspiraciones como top-model). Bueno, la boda fue todo un éxito, mereció la pena el viaje.

Hasta pronto, intentaré no tardar tanto la próxima vez (ja ja ja, ya sabéis lo que tardé, ¿no?).

sábado, septiembre 16, 2006

Fin de la Crisis que Amenazaba la Seguridad Nacional de Austria

Ha pasado el peligro, lo ha dicho el presidente/primer ministro/rey/tirano/asamblea de ancianos/lo_que_sea de Austria ha dicho en la tele: “Alex ha comprado papel higiénico, ya no hay nada que temer, la situación vuelve a la normalidad”. Perfecto, ya me siento seguro sabiendo que tengo diez esponjosos rollos de blanco papel que garantizarán mi comodidad durante al menos una semana. Ha sido una semana bastante intensa, además de mi curso de alemán he tenido que resolver otras cuestiones. Para empezar, el número de tarjetas y demás documentos oficiales que he conseguido en estas dos semanas empieza a poner en peligro la integridad de mi cartera. Tengo mi tarjeta de estudiante, el justificante de que estoy viviendo en Viena, la tarjeta de crédito (¡ya tengo cuenta en un banco austriaco!), el bonobús mágico (que me permite coger cualquier medio de transporte urbano de la ciudad por el módico precio de 27€ al mes), un carné del ESN (que no sé que utilidad podré darle) y otra tarjeta más extraña aún (que creo que sólo sirve para entrar gratis a una discoteca de Erasmus) y una tarjeta de teléfono de esas de 5 € - 5 horas (que está bien, pero no tanto como parece). Obviamente todo esto me ha acarreado un papeleo bastante importante, he estado todo el rato yendo de un lado a otro, pero bueno, parece que de momento está todo solucionado.

Eso por un lado, por otro, ha ocurrido algo que era inevitable, cuestión de tiempo vamos. Me he quedado sin ropa limpia, así que he tenido que poner una lavadora (sí, es tan duro como suena) yo solito (vale, yo solo no, me echaron una mano, pero da igual). Pues bien, ahora tengo una camiseta rosa y unos calcetines a juego, pero tampoco pasa nada porque mi estilista me ha informado de que es un color divino para este año, que está muy de moda, así que yo me lo sigo poniendo. Se dice por ahí que soy un poco inútil, que siempre hay que lavar la ropa con agua fría, vale, parece muy fácil de decir, pero el problema es que mi lavadora está en alemán, así que me diréis dónde pongo la palanquita del programa. Imagino que la foto adjunta dejará claro que no es nada fácil poner una lavadora en Austria, y que no hay ningún símbolo internacional para el agua fría.

Otra cuestión que también he tenido que mirar bastante esta semana ha sido el tema de las asignaturas y del proyecto. He seguido rebuscando por la página de la universidad y he encontrado una configuración probablemente definitiva de mis asignaturas, tendré cuatro el primer cuatrimestre (una de ellas en alemán, ¡jo!) y cinco en el segundo cuatrimestre (¡cuatro de ellas en alemán!) además del proyecto claro. He hablado con mi consejera aquí y creo que va a ser ella mi directora de proyecto, aún está todo por decidir pero parece que tratará sobre temas de coordinación de grupos de trabajo, e-learning y CSCW (estoy deseando leer la opinión de Nacho sobre esto, ¡vamos, sin piedad!). La idea es tirarme el primer semestre leyendo artículos y libros que me hagan falta y en el segundo semestre hacer los experimentos que me hagan falta y comenzar a escribir el infumable mamotreto que más tarde tendré que defender aquí (no sé en qué idioma, pero me temo lo peor). Además una vez que el tema esté decidido tendré que buscarme un profesor en Murcia para que me lo codirija, acepto sugerencias, ¿quién será el afortunado que tendrá el placer de sumergirse en tan apasionantes temas?

Pues más o menos esa ha sido mi semana, con bastante movimiento, y además una última sorpresa: ¡ayer salí a correr por el Prater! Es el comienzo de una brillante carrera deportiva (vale, no fue ni media hora, pero por algo se empieza). Por cierto por toda la ciudad hay carteles en los que pone “TOTO”, sé que Jose necesita una foto urgentemente, por eso me he cargado de valor y he vencido la enorme vergüenza que me producía que me vieran fotografiar la puerta de un estanco.

Hasta pronto.