Fin de la Crisis que Amenazaba la Seguridad Nacional de Austria
Ha pasado el peligro, lo ha dicho el presidente/primer ministro/rey/tirano/asamblea de ancianos/lo_que_sea de Austria ha dicho en la tele: “Alex ha comprado papel higiénico, ya no hay nada que temer, la situación vuelve a la normalidad”. Perfecto, ya me siento seguro sabiendo que tengo diez esponjosos rollos de blanco papel que garantizarán mi comodidad durante al menos una semana. Ha sido una semana bastante intensa, además de mi curso de alemán he tenido que resolver otras cuestiones. Para empezar, el número de tarjetas y demás documentos oficiales que he conseguido en estas dos semanas empieza a poner en peligro la integridad de mi cartera. Teng
o mi tarjeta de estudiante, el justificante de que estoy viviendo en Viena, la tarjeta de crédito (¡ya tengo cuenta en un banco austriaco!), el bonobús mágico (que me permite coger cualquier medio de transporte urbano de la ciudad por el módico precio de 27€ al mes), un carné del ESN (que no sé que utilidad podré darle) y otra tarjeta más extraña aún (que creo que sólo sirve para entrar gratis a una discoteca de Erasmus) y una tarjeta de teléfono de esas de 5 € - 5 horas (que está bien, pero no tanto como parece). Obviamente todo esto me ha acarreado un papeleo bastante importante, he estado todo el rato yendo de un lado a otro, pero bueno, parece que de momento está todo solucionado.
Eso por un lado, por otro, ha ocurrido algo que era inevitable, cuestión de tiempo vamos. Me he quedado sin ropa limpia, así que he tenido que poner una lavadora (sí, es tan duro como suena) yo solito (vale, yo solo no, me echaron una mano, pero da igual). Pues bien, ahora tengo una camiseta rosa y unos calcetines a juego, pero tampoco pasa nada porque mi estilista me ha informado de que es un color divino para este año, que está muy de moda, así que yo me lo sigo poniendo. Se dice por ahí que soy un poco inútil, que siempre hay que lavar la ropa con agua fría, vale, parece muy fácil de decir, pero el problema es que mi lavadora está en alemán, así que me diréis dónde pongo la palanquita del programa. Imagino que la foto adjunta dejará claro que no es nada fácil poner una lavadora en Austria, y que no hay ningún símbolo internacional para el agua fría.
Otra cuestión que también he tenido que mirar bastante esta semana ha sido el tema de las asignaturas y del proyecto. He seguido rebuscando por la página de la universidad y he encontrado una configuración probablemente definitiva de mis asignaturas, tendré cuatro el primer cuatrimestre (una de ellas en alemán, ¡jo!) y cinco en el segundo cuatrimestre (¡cuatro de ellas en alemán!) además del proyecto claro. He hablado con mi consejera aquí y creo que va a ser ella mi directora de proyecto, aún está todo por decidir pero parece que tratará sobre temas de coordinación de grupos de trabajo, e-learning y CSCW (estoy deseando leer la opinión de Nacho sobre esto, ¡vamos, sin piedad!). La idea es tirarme el primer semestre leyendo artículos y libros que me hagan falta y en el segundo semestre hacer los experimentos que me hagan falta y comenzar a escribir el infumable mamotreto que más tarde tendré que defender aquí (no sé en qué idioma, pero me temo lo peor). Además u
na vez que el tema esté decidido tendré que buscarme un profesor en Murcia para que me lo codirija, acepto sugerencias, ¿quién será el afortunado que tendrá el placer de sumergirse en tan apasionantes temas?
Pues más o menos esa ha sido mi semana, con bastante movimiento, y además una última sorpresa: ¡ayer salí a correr por el Prater! Es el comienzo de una brillante carrera deportiva (vale, no fue ni media hora, pero por algo se empieza). Por cierto por toda la ciudad hay carteles en los que pone “TOTO”, sé que Jose necesita una foto urgentemente, por eso me he cargado de valor y he vencido la enorme vergüenza que me producía que me vieran fotografiar la puerta de un estanco.
Hasta pronto.












